jueves, 10 de marzo de 2011

Pájaro golpea la madera.



 Uno... Dos... Tres golpes. 
Madera sólida, al contacto con el agua se pierde la fuerza...


 La pequeña baja las escaleras, toma un banco y se asoma por la ventanilla de la puerta de la cocina. Esos dos adultos se ven muy agitados, como cuando sacudes un refresco y explota por la presión, tiene miedo, pero sigue viendo, escucha de nuevo....

Uno... Dos... ¡Se abre la puerta! La pequeña cae sobre su frágil espalda, la Señora la mira, sus ojos están llenos de pequeños cristales líquidos, su corazón parece apagarse cada día más como las lamparitas de navidad y ¿Señor? Lleno de furia, ni siquiera nota a la pequeña, toma una caja de una mesita, azota la puerta de entrada, aunque ahora vaya de salida, no mira a nadie, toma unas llaves y se marcha.

Señora, levanta a la pequeña sin entusiasmo y le pide que se siente a comer, la pequeña no quiere, no tiene apetito, pero como pequeña obligada esta a abrir la boca y meter la cuchara con sopa fría hacia su garganta, cerrar los ojos y ya no ver. Tiene miedo, no sabe que pasa, creen que es tonta, siempre le quieren evitar sufrir la vida de grandes... Que tonterías intentan hacer.

Uno... Dos...La niña termina su sopa, después de comer sola a la orilla de la mesa que era para más de dos, se baja de la silla de un solo brinco, camina hacia la recámara, montones de cristales líquidos inundan la habitación, señora se queda sin agua, se está secando, la niña se acerca para preguntarle qué fue lo que pasó, Señora la hace un lado y le pide que salga, que vaya a jugar con el pequeño Tom.

Pero Tom es un peluche, aunque parece tener más alma que los otros dos, la pequeña le platica que parece que algo en la cocina se rompió -Tal vez fue un plato o muchos, pero son sólo platos, no importan, se pueden cambiar- Tom no le contesta, sólo la mira con sus ojos de plástico color miel. La pequeña quiere jugar, pero no puede, ¿Como le piden que haga eso? Algo invade su cabeza, ella no deja de pensar. -¿ Habré sido yo? Tal vez fue porque ayer no acabé mi sopa, pero hambre no tenìa ya-  Ella no sabe que algo más importante que un plato se cayó de la alacena y cuarteado quedó.

Uno... No hay tiempo, llega Señor, desecho, con su boca apretada, con el saco desabrochado y el cuello arañado, la pequeña le pregunta y él no quiere contestar, la niña solo canta "Madera dura te hiciste frágil, ahora no sostienes mi casita de muñecas gris".

Señor se va, como a un globo se lo lleva el viento y nunca logra regresar, Señora se ha secado, sus cristales líquidos no mojan más. La pequeña piensa que Señor de nuevo fue a trabajar, pero es muy tarde, a estas horas seguramente con la luna fue a jugar, camina y ve el cielo, le pregunta a Señora si ya es hora de cenar, pero ella no contesta, como siempre o no contestan o responden con una pregunta igual. La pequeña pone en su botellita de deseos un pequeño deseo más - ¡Pajarito golpea la madera y llévame lejos de este lugar!

Uno...
 Dos...
 Tres...

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