viernes, 18 de marzo de 2011

Nunca nada.




Hoy me sumerjo en la nada, coloco mi mirada en el fondo del mar, todo es negro y es un misterio, pero por un rato ahí me quiero quedar, caminar sin hacerlo, respirar sin respirar.

Un enigma, desde que existí, en mi piel había diferencia, mi color no era natural, mi cabello era como paja quebrada y mis ojos dos canicas sin un fin, sin un lugar al cual ir y en el cual quedarse.

Nací, me hice natural, me corrompí, forme parte de este mundo, mi cabeza estaba vacía y de cosas raras se empezó a llenar, abatida por el peso de mis pensamientos, la locura invadió mi forma de actuar. Lo que hacía estaba hueco, que tontería era esa, no tenia sentido hacerlo todo desde esa idea sin finalidad.

Me dijeron tantas veces "no pierdas el control", hoy me doy cuenta que es lo que más he perdido a lo largo de mi vida, no tengo el control de nada, ni siquiera de mi cuerpo, hoy el océano es lo más agradable que pude encontrar.

Sì, en lo profundo se encuentra la esencia, lo que constituye algo especial, no soy la perla de ninguna ostra, no tengo aletas para nadar lejos y olvidar, pero el océano tiene algo y ese algo lo hace ser mi pesar.

Cuando puse mis manos sobre la arena, mi cuerpo se comenzó a hundir, ya no tengo impulsos inmediatos, pero todo me logra seducir, sin temor me dejo caer, sin sueños, el océano es perfecto.

Esto es realidad, mírate en el reflejo del agua, mira tu silueta, es aburrido pero soy real, mi piel se quebrará, se hará pedazos igual que mis huesos, yo seré ceniza, volveré a la mar.

Que problema el mío, ya no sueño, ya estoy harta de creer que vivo por hacer eso, hay alguna locura que me ataca desde la punta de los dedos, mis sueños son papel que se rompe con facilidad, el océano se acerca y no tiene miedo, aunque yo si lo tenga.

Temo, tiemblo y mis piernas se hacen débiles cada vez que lo veo con esas ansias que me acechan, sólo soy una humana, no soy nada más ¡Océano, sumerge este cuerpo en la nada, hazme sentir mortal!

Siempre perdí la tierra, nunca planté bien mis pies, escuché que brincaba entre nubes negras, a mi no me importa, yo quería ver más allá del cielo, quería algo que no me hiciera correr, ocultarme, quería ser libre, quería demasiado...

Recuerdo antes de meterme al camino sin retorno que lo que escuché, lo que viví y lo que soñé, terminará en olvido, o tal vez no, después de la muerte no se que haya, sólo espero que sea algo mejor.

 Océano, tu eres todo, yo casi nada ¿Dónde pongo mi corazón?

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