Me dedico a nada.

Me dedico ahora a transportar ideas,
mis huesos de hielo por ahora se quiebran,
mis manos que creaban se caen por una vereda,
estoy en un momento de ajena pereza.

La inspiración de repente da señales,
te muestra que al menos algo simple vale,
que sus palabras no deben quebrarte,
que tus sueños no son cosas reales.

Me dedico ahora a luchas perdidas,
como cuando me quejo de sus mentiras,
mis ilusiones quedan en manos ajenas,
esas que uno pierde por más que no quieras.

La alegría se va y de nuevo regresa,
es como todo en esta vida, una ruleta,
en momentos estás al borde y te alejas,
en otros crees que puedes llegar a las estrellas.

Me dedico ahora a no decir verdades,
a mentirme a mi misma con fatalidades,
engañarme es más fácil que sincerarme,
porque soy humana y eso en mi mundo cabe.

La creencia en miradas ya no interesa,
ni tampoco dejará de ponerme necia,
como cuando quiero dejar sobre telas,
lo que todos ocultamos aunque uno no quiera.

Me dedico ahora a enamorarme,
como cuando niña era todo un arte,
las flores eran bellas por ser naturales,
y mis rodillas inquietas eran mis detalles.

La inocencia se pierde y se queda,
pero uno la oculta y le deja suelta,
para que vuelva un día con su silueta
y dibuje una sonrisa donde nada queda.

Me dedico ahora a escribirte como antes,
para declararnos eso que nadie sabe,
y recordar que aún existe alguien,
que  al menos me escucha con sólo mirarme.

La claridad se desvanece ahora como sea,
con cualquier palabra que lastime una idea,
cualquiera puede destruir una cordura,
cualquiera puede tomarte y dejarte muda.

Me dedico ahora a no dedicarme a nada,
el  cansancio me tiene por demás atrapada,
mis sensaciones descansan en una cajita de cuna,
mi corazón se duerme para dejarme en duda.

La serenidad se cae y con el tiempo vuela,
mis sentidos se apagan aunque Dios no lo quiera,
mi juguetito de ayer se va con mi frescura
y yo me voy caminando a jugar con la luna.